Buceo en Koh Tao: El Tiburón Ballena
Empecemos por el climax, el punto alto, el premio mayor; la cereza en el pastel. Hoy es mi cuarto día de buceo en Koh Tao. Acabo de salir del agua y aún estoy temblando de emoción; me repito una y otra vez que no puedo creer la suerte que me acompaña viajando, incluso en las profundidades. Hoy buceé con un tiburón ballena en las aguas del sur de Tailandia.
Hace una semana llegamos con ganas de hacer buceo en Koh Tao, una de las tantas islas paradisíacas que emergen por doquier sobre las aguas del sur de Tailandia. Desde hace varios años este destino ha ido escalando su fama por ser la gran fábrica de buceadores mochileros en el mundo. Miles de personas saltan cada año a sus aguas para descubrir esa otra vida que se esconde de nuestra vista, y de paso certificarse en alguno de los niveles de buceo recreativo y profesional que existen. Yo no soy la excepción.
Esta historia bajo el agua se cuenta en singular porque esta vez Lina, bien reconocida por ustedes por su miedo incalculable a las profundidades, prefirió quedarse en la superficie de esta isla fantástica. Escogió la calma de las playas y los encuentros con nuevos amigos a molestarse con un nuevo intento de desafiar sus límites bajo el agua.
Llegué a la isla con la firme intención de certificarme como buzo autónomo de aguas abiertas y desde el primer día me la he pasado bajo el agua. Ayer aprobé mi examen de Open Water y hoy fue mi primera inmersión en el curso avanzado. Para esta jornada de buceo en Koh Tao, anclamos en el famoso Chumphon Pinacle, uno de los seis puntos de buceo de la zona. Fue el buceo más profundo de mi vida: 29,2 metros durante 33 minutos. La baja visibilidad del fondo hizo de esta inmersión una experiencia poco interesante y el grupo de 4 buzos empezamos a ascender. Hasta que apareció frente a nosotros el mítico gigante acompañado de rémoras que se alimentaban de su monumental cuerpo. Los ojos de todos parecían querer abandonar las máscaras de buceo. Semejante bestia marina nadaba con una tranquilidad pasmosa a nuestro alrededor. Atestiguábamos un momento que nos graduaba como seres privilegiados en esta vida: el tiburón ballena seguía las burbujas que salían de nuestros reguladores.
Visto desde abajo, a contra luz, aquel animal parece una embarcación. Debía tener unos 5 metros de envergadura. Si uno está buscando buceo en Koh Tao va a encontrar la isla inundada de avisos publicitarios que ofrecen cursos y bautismos de buceo con la imagen del tiburón ballena. Pero quienes viven aquí desde hace varios años y trabajan a diario en esta actividad dicen que un tiburón Ballena es una rareza; encontrarse a un unicornio. Como el monstruo del lago Ness: muchos creen que allí está, deslizando su inmensidad en algún lugar bajo esas aguas profundas, pero son pocos los que pueden certificar la suerte de haberlo visto.
Incluso varios de los instructores se han levantado cada día de su cama, durante meses o años, con la esperanza de que aparezca frente a sus máscaras durante la inmersión. Miles de buceos y el Tiburón Ballena no aparecía. Pero hoy la suerte estuvo de mi lado y del lado de quienes saltamos al agua desde el bote azul de DPM Diving School: desde hoy llevaremos en la memoria al gigante de las aguas Tailandesas a cualquier lugar al que vayamos y durante el resto de nuestras vidas.
El Buceo es a Koh Tao lo que el criquet es a la India: en cada rincón de la isla vas a encontrar escuelas y tiendas de buceo, el puerto está siempre lleno de barcos que cargan buzos y tanques y cada año se cuentan por miles quienes llegan a aprender o enseñar este deporte. En toda la isla se cuentan cerca de 90 escuelas de buceo de todos los pelambres: desde las que te llevan al agua en condiciones no muy adecuadas, hasta las que ofrecen una experiencia completa, con hospedaje, snacks y frutas en los barcos.
Yo lo hice con DPM, Diving hostel and bar con instructores en español, donde además nos hospedamos durante toda nuestra estancia de Buceo en Koh Tao. Encontramos en este grupo de amantes de las profundidades una familia nómada proveniente de todas partes del mundo, especialmente hablando en nuestro idioma.
Se habla español
Koh Tao es lo más parecido a una colonia latina en Asia. Pronto normalizamos el hecho de escuchar nuestro idioma en cada rincón sin parar la oreja para saber qué están diciendo. Argentinos, chilenos, españoles, colombianos, uruguayos… basta acercarse a cualquiera, preguntar y responder un par de cositas y ya tendrás a alguien a quien saludar cada quien te lo encuentres y, con suerte, todos esos encuentros te dejarán amigos para siempre.
Koh Tao es una isla encantadora: además de sus aguas cristalinas que cambian de azul a verde según el antojo de la luz, este lugar ofrece playas de arena blanca forradas de palmeras para acostarse a la sombra, miradores con panorámicas que quitan el aliento y fiesta en su justa medida para quien lo quiera.
Pasó de ser una isla de pescadores en los 80 a convertir el turismo, y en especial el submarinismo recreativo, en su principal actividad económica; y con la excusa de sumergirse se intercambian historias de viaje y amistades provenientes de todas partes del mundo.
Pasábamos días durmiendo, leyendo o charlando en la playa. Nuestro hostal hacía fiestas de pizza y asados cada tres días, así que comíamos hasta hartarnos, nos enfiestábamos un poco y dormíamos temprano para madrugar al agua al día siguiente. Fue muy difícil dejar Koh Tao; tantas buenas vibras se convierten en un imán para viajeros del que cuesta despegarse.
Bitácora de Buceo en Koh Tao
Durante siete días de buceo en Koh Tao hice un total de once inmersiones. Aunque el tiburón ballena se llevó el premio mayor por su espectacularidad y por lo raro del suceso, explorar las profundidades tailandesas fue una experiencia llena de color y vida. La incomparable sensación de volar en una superficie líquida entre serpientes marinas, manta rayas de colores, peces globo y otra cantidad de bichos acuáticos me hicieron vivir una experiencia como pocas.
También exploré los recovecos de Sattakut, un barco de la Segunda Guerra Mundial donado por la Armada de Estados Unidos al gobierno Tailandés para hundirlo y crear un punto de buceo. Luego de haberme certificado podré bucear en cualquier lugar del planeta y llegar a una profundidad de hasta 30 metros.
Motivos para recordar y hablar de Koh Tao van a sobrar siempre; y aún más para regresar. Esta mezcla de vida marina, playas de película y amigos por doquier, hará que esta isla maravillosa no se borre nunca de la lista de lugares a los que nos encantará volver.
Cómo llegar a Koh Tao
Si quieres hacer buceo en Koh Tao o simplemente ir de relax a la isla, debes saber que está ubicada a unos 70 kilómetros del puerto de Chumphon, en la provincia de Surath Tani. Si tu punto de entrada al país fue Bangkok, encontrarás que la mayoría de empresas de transporte y agencias de viaje ofrecen transporte a Koh Tao en una mezcla de bus y ferry. Si quieres llegar por tu cuenta, debes tomar un bus hasta Chumphon y luego un Ferry hasta Koh Tao, pero ten en cuenta no es mucha la diferencia en el precio en comparación con el de las agencias que te dejan en tu destino.
También puedes tomar un avión desde cualquier aeropuerto del país hasta Koh Samui y luego un Ferry hasta Koh Tao pero, como puedes imaginar, esta es la opción más cara.