Aproximadamente cuatro días antes de partir, empezamos a sentir de verdad que nuestro tiempo había llegado. Y eso que los preparativos venían haciéndose con casi un año de anticipación: habíamos renunciado a nuestros trabajos, comprado y acondicionado La Jebi, creado esta página web y ya miles nos seguían y alentaban a dar este paso al vacío desde nuestras redes sociales.
Pero fueron nuestros tres perros, Campana, Gandalf y Limber los que nos aterrizaron a la realidad. Por esos días su comportamiento cambió, ya no eran ellos. Trataban a toda costa de estar a nuestro lado, esperaban a que abriéramos las puertas del carro para subirse y pasaban la mayor parte del tiempo aburridos. “Ellos saben que ustedes se van y por eso están deprimidos”, nos decían todos cada que los veían.
Cinco minutos antes de partir, Campana se acostó en el hueco que había cavado justo en frente de la puerta por donde La Jebi saldría a recorrer América, mientras Gandalf aullaba en su casa de atrás y Limber miraba con sus ojos caídos cómo encendíamos nuestro auto. Cerrar la puerta con esa escena hizo que los primeros kilómetros fueran desgarradores.
Y es que despedirse, definitivamente, fue la parte agridulce de emprender este viaje. Dos caras de la misma moneda de emociones, que caía del lado de la felicidad cuando nuestros amigos, compañeros y familiares se reunieron en torno a nosotros para decirnos cuánto nos quieren y cuánta falta les vamos a hacer, y se volteaba del lado de la tristeza en cada abrazo entre lágrimas con nuestros seres queridos.
Pero despedirse, creemos, es una difícil costumbre que debemos ir adquiriendo a medida que los kilómetros vayan quedando atrás. Tras cada nuevo amigo, tras cada nueva vida temporal, tras cada pueblo, paisaje y ciudad que nos enamore, vendrá un nuevo adiós. O mejor, un hasta pronto, porque sabemos que esto de viajar no es más que dejar puertas abiertas y un mundo que siempre te espera.
Mientras tanto, queremos dedicarle estas letras a todos aquellos que hicieron de esos abrazos un momento fantástico: Nuestros excompañeros de trabajo del diario El País en Cali, Leche Alquería y Revista Plan Vé en Palmira, a la logia de brutales, a Titanias y Caverniquads, la comunidad Roller Derby de nuestra ciudad, y especialmente a nuestros familiares, que nos despidieron llenos de regalos, ánimos y buenos momentos.
A la sazón de la abuela que cada día vamos a extrañar y a la buena energía y el apoyo incondicional de Amparo. Gracias a todos, viajamos con ustedes en el corazón. HASTA PRONTO.
8 comentarios
Hola Jonathan, no los llevamos porque quedaban en un lugar en el que les daban mucho amor con nuestra familia. Además están muy viejitos, enfermos y son muy grandes para nuestro carro. Muchas gracias por preguntar.
HOLA! Lina y Andres!
Una pregunta muy sencilla, cual fue el motivo de no llevar a los tres integrantes a su aventura?
Thank you. Regards
Amazing! You know I love your blog!!!
Monica muchas gracias por esa voz de aliento, eso nos ánima cada vez más a seguir en este sueño. Ten en cuenta que siempre se puede; lo más difícil es dar ese primer paso.
Y nuestros perros, a pesar de lo duro de la separación, quedaron en las mejores manos; la mamá de Andrés. Que los quiere y los cuida como si fueran sus nietos, aunque de hecho lo son. De nuevo muchas gracias.
Hola! Están viviendo el sueño de muchos!!! gracias por mostrarnos que sí se puede!!
Tengo una pregunta: yo también soy amante de los animales y tengo dos gatos, ¿fue fácil conseguir quén se los cuidara? Puede que la respuesta sea obvia pero creo que para los que compartimos vida con un animalito el tema es vital a la hora de partir. Saludos.
Ohh! sí, nos podemos imaginar cuánto los van a extrañar, y ellos a ustedes! Buen viaje amigos!
Mucha suerte (que envidia¡)