Guía para enamorarse de Toronto en 10 horas

Amables, todos amables. La sensación de que te reciban con una sonrisa, te den la bienvenida y te deseen un buen viaje por su país desde la casilla de migración, hace que la relación con tu nuevo destino empiece con el pie derecho. Luego el policía, la señora del tren, el de la tienda, el peatón desprevenido al que le preguntamos algo… lo primero que nos llamó la atención de los habitantes de Toronto fue su amabilidad.

Era martes, iniciaba el verano de 2018. Llegamos a Canadá para hacer una escala de 10 horas mientras esperábamos nuestro vuelo vía a Frankfurt, Alemania, que abordaríamos como parte de nuestro viaje al mundial de Rusia. La ruta larga que nos representaba ahorrar unos dólares en el viaje esta vez fue también la oportunidad de darle una probada a una cultura que nos sorprendió gratamente y nos dejó con ganas de mucho más.

Desde el aeropuerto tomamos un tren hacia el centro de la ciudad y caminamos de aquí para allá sorprendidos por su belleza, pulcritud, el respeto de sus ciudadanos a las normas viales y la cantidad de actividades que ofrece para habitantes y turistas.

En lugar de quedarnos sentados en el aeropuerto viendo cómo se parquean los aviones a través de la ventana, salimos a dar un paseo por Toronto para contarte en esta guía práctica qué puedes hacer durante una breve parada en esta tremenda urbe.

 ➡ Aquí te contamos cómo logramos viajar al Mundial de Rusia.

Los colombianos –y ciudadanos de otras nacionalidades- necesitamos visa canadiense aún para hacer escalas aeroportuarias. En esta nota te contamos cómo obtuvimos la nuestra y te damos algunas recomendaciones por si quieres gestionar la tuya.

Como se puede ver en las fotos, estuvimos en un verano de soles radiantes y cielos despejados. Nos dijeron que en los inviernos crueles las temperaturas pueden traspasar los 30 grados bajo cero y las nevadas pueden paralizar la ciudad. Sin embargo, los paisajes blancos y las dinámicas de vida invernales pueden resultar encantadoras.

El sistema de trenes urbanos e intermunicipales de Toronto es maravilloso. Desde el aeropuerto compramos un ticket doble por un valor de 24 dólares con una duración de 7 horas para ir y regresar de la terminal aérea, perfecto para esta escapada exprés. Los trenes tienen wifi gratuito, son muy cómodos y tienen espacio interno para guardar maletas grandes. Además tienen vidrios panorámicos que empiezan a sugerir la belleza de la ciudad.

Ojo: El tiquete del tren tuvimos que pagarlo con tarjeta de crédito. Si se pasa del tiempo permitido deberá comprar otro.

Nuestra primera parada fue la Union Station, la estación de tren más grande de la ciudad. Esta estación es el centro de transporte más concurrido de todo el país, incluso más que el aeropuerto internacional de Toronto. Al recorrerla te puedes perder en sus laberintos que llevan de una ruta de tren a otra y encontrarte en el camino con exposiciones fotográficas, representaciones artísticas o sitios para comer.

La Union Station fue inaugurada en 1927 y su estructura deja ver el paso del tiempo en cuanto a su estructura arquitectónica.

Recomendación: Si quieres probar algo delicioso te recomendamos el cheescake japonés de Uncle Tetsu. Una auténtica delicia.

Desde la Union Station caminamos unas cuantas cuadras y llegamos al lago Ontario, uno de los cinco grandes lagos de Norteamérica cuyas aguas son compartidas entre Canadá y Estados Unidos. Antes de las 8:00 a.m. se ve mucha gente haciendo deporte, ardillas brincando por todos lados, aves multicolores cantando y patos de plumas tornasoladas que brillan con el sol.  En este, el espacio natural más representativo de la ciudad, la gente sale a tomarse un café y disfrutar del aire puro de la mañana. Asombra ver un sitio tan apacible justo al lado de esa tremenda mole de hormigón.

Más tarde hay embarcaciones que lo llevarán a dar un paseo por el lago o a una de las islas para divisar el skyline de la ciudad lleno de rascacielos. Tómese una pausa y respire profundo en este lugar tan mágico.

Esta mole de concreto rasga el cielo canadiense con sus 553 metros de altura. Esta torre de radio difusión es una de las cinco más altas del mundo, y en su interior tiene un mirador  a 447 metros que es visitado por cerca de dos millones de turistas cada año. La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles declaró este monumento como uno de las siete maravillas del mundo moderno. La entrada a la CN Tower tiene un costo de 38 dólares y en su mirador se puede realizar una actividad extrema colgándose con un arnés.

Justo en frente de la CN Tower, pasando la calle, un museo de trenes viejos al aire libre sorprende a los visitantes. Este museo que exhibe máquinas de la historia ferroviaria de Canadá fue abierto al público en 2010 y su entrada es completamente gratuita.

Así le llaman los locales a la plaza Nathan Philliphs, que alberga el Ayuntamiento de la ciudad. Este lugar ha sido punto de encuentro para conciertos, espectáculos públicos y manifestaciones. Está rodeada de edificios imponentes como el rascacielos que alberga al gobierno local. Para llegar a este lugar diríjase al cruce de la Bay Street con la Queen Street.

Miren nada más el resultado de este recuerdo fotográfico que nos llevamos para la posteridad. Nos contaron que en invierno esta fuente se congela y se convierte en una pista de patinaje gratuita y que las luces navideñas convierten este lugar en el capítulo de un cuento de hadas.

Bueno, recomendamos veggie burguers porque somos vegetarianos hace 17 años y eso fue lo que pedimos, pero el menú incluye una variedad de platos que se preparan al instante y son deliciosos.

 ➡ Lea también: Viajar por el mundo siendo vegetariano y no morir en el intento

Este lugar está dedicado a rememorar la historia del deporte más seguido por los canadienses. Un museo que rescata la historia, récords, y detalles curiosos de esta disciplina que hace vibrar a todo un país. En la entrada hay 13 estatuas de bronce tamaño real de los mejores jugadores de todos los tiempos que deja ver la pasión que sienten los canadienses por los patines, los palos y el disco que se desliza sobre el hielo.

Cosmopolita es una palabra que podría describir muy bien a Toronto. En sus calles se pueden escuchar varios idiomas hablados por personas provenientes de todos los rincones del planeta que escogieron afincarse aquí por la alta calidad de vida que ofrece la ciudad. Lo mismo puede percibirse en la diversidad de la oferta gastronómica y cultural de la ciudad. Caminar por el Downtown de Toronto es sentirse un ciudadano del mundo.

Ya lo dijimos, esta pequeña muestra de lo que es Canadá bastó para querer antojarnos de regresar una y mil veces. Esperamos pronto recorrer más a fondo y aprender mucho más de esta cultura de gente amable y lugares increíbles para contarles más y animarlos a conocerla

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