Esto de sentirnos libres nos tiene realmente fascinados. No nos cambiamos por nadie. Viajar no sólo nos ha permitido vivir experiencias maravillosas que no podríamos haber adquirido de otra forma, sino que nos ha enseñado tanto como no pudo hacerlo el colegio, la universidad o los trabajos.

Este viaje trazó la línea del antes y el después en nuestras vidas y es por eso queremos que se perpetúe mientras nuestros cuerpos aguanten. En esta nota les contamos las 12 cosas que más nos han gustado luego de haber pasado un año viajando sin parar por los caminos de América.

1.  Despertarnos cada día en un lugar diferente

Un buen síntoma de que nuestra vida está alejada de cualquier rutina es abrir los ojos cada mañana y ver un techo diferente. ¿Dónde estoy? ¿Cuál es este lugar? Suelen ser nuestras dos preguntas mentales frecuentes cada que amanece. Dormimos dentro de La Jebi, en casas humildes de campesinos, hostales, hoteles cinco estrellas, casas de familia y mansiones lujosas. Para ser más exactos, Lina preparó ESTA INFOGRAFÍA con datos curiosos sobre los lugares donde dormimos en nuestro primer año de viaje.

2.  Conducir a través de las carreteras de América

Siempre de día para no perdernos lo que la ruta tiene para ofrecernos. Nos encanta viajar conduciendo horas y horas por las carreteras del continente.Cambian los paisajes, los climas, los rasgos de la gente, las ventas ambulantes, los sonidos… Y hablando de sonidos, nuestras horas de viaje son toda una diversión cargada de canciones que gritamos como si estuviéramos en un concierto. Coctel de rock and roll, heavy metal y millas acumuladas.

3. Mejorar nuestro inglés

Es tanta la gente que viaja por el mundo, proveniente de lugares tan diversos, que cada vez nos convencemos más de que necesitamos aprender otros idiomas. El inglés, por ahora, nos ha ayudado a lograr muchas cosas. Y es el viaje el que nos ha empujado a tener que hablarlo. Hacemos amigos de todas partes del  planeta y compartimos con ellos sin que entiendan nuestro idioma nativo y sin entender el de ellos; todo gracias a que cada día vamos aprendiendo un poco más de inglés.

4.       Descubrir habilidades que antes no teníamos

Conducir, por ejemplo, es una de ellas. La Jebi es nuestro primer carro, y lo compramos para iniciar esta aventura. También hemos aprendido un poco sobre ventas  para poder  hacer un poco de dinero y seguir avanzando. Vamos mejorando nuestra sazón en la cocina y cada vez más ganamos más conocimientos sobre el trabajo en internet, pues debemos aprender y aprender para contarles nuestro viaje a ustedes de la mejor manera. ¿De qué vivimos cuando estamos viajando? Aquí se los contamos.

 

5.       Afrontar los miedos

No hay mejor forma de saber qué hay más allá de los miedos que poniéndoles la cara y enfrentándolos. Por ejemplo, antes de salir de viaje teníamos miedos y estábamos inseguros sobre las cosas que nos podrían pasar en el camino y aquí estamos felices, un año después, con menos miedos y más aprendizajes.

6.  A Andrés le encantan los deportes extremos y la adrenalina

Cada que se presenta la oportunidad de retar el cuerpo para sentir adrenalina, ahí estoy presente. Durante nuestros viajes me lancé del segundo Bungie Jumping más alto del mundo en Cuzco, hice rafting, buceo, escalada, surf, sandborad en el desierto y en un volcán, parapente y algunos más.

7.  La interacción con la gente a través de internet

Esta página web nos ha permitido ganar amigos que no conocíamos, y eso para nosotros es un gran logro paralelo al viaje. Nos encanta hablar con ustedes, responder sus preguntas, darles consejos de viaje y recomendarles rutas. También, por supuesto, nos gusta cuando nos invitan, nos animan a seguir y nos dicen que los estamos inspirando a viajar. Estas son las guías de viaje que hemos preparado hasta ahora en nuestra página web. 

8.     Hacer amigos en el camino

Esta es la más importante de todas. Más que los kilómetros recorridos, los paisajes conocidos y las fotografías archivadas, lo mejor de vivir viajando es la gente que conocemos. Ya perdimos la cuenta de cuantos buenos amigos hemos dejado para el resto de nuestras vidas, y cuantas promesas de regreso tenemos pendientes. Lo mejor de todo es pensar que son muchos más los que nos faltan.

9. Encontrarnos con otros viajeros y conocer sus experiencias

El viaje también es un río seco que se encarga de juntar como por arte de magia a quienes se atrevieron a navegar por él. Hemos conocido viajeros de todo tipo y de todas partes del mundo. Los que viajan a dedo, los que viajan en bus, artesanos, viajeros en combis, en gigantescas y lujosas casas rodantes, en moto, en bicicleta… de todos aprendemos un poco y a todos tratamos de enseñarles algo. Además, siempre quedamos con grandes amigos y tratamos de seguir sus experiencias a través de internet.

10.   Conocer las diferentes formas en las que se habla el español

Nuestro idioma es de una riqueza inconmensurable. Como si fuéramos niños, escuchamos nuevas palabras en español y preguntamos todo el tiempo qué significan. De una frontera a otra no sólo cambian los acentos, sino que también nacen palabras nuevas. En el término ‘palomitas de maíz’ encontramos el mejor ejemplo: Crispetas en Colombia, Rositas en Cuba, Canchita en Perú, Cabrita en Chile, Pochoclo en Argentina, Canguil en Ecuador, maíz pira en algún otro lado y así sucesivamente.

11. Saber que los colombianos son bien recibidos en cualquier parte

Puede que se hablen pestes de los colombianos y de nuestro país (aunque sabemos que cada vez más es cosa del pasado), pero un colombiano siempre cae bien en el lugar que sea.  Nos gusta que nos digan que hablamos clarito, que somos amables y educados y que casi todo el mundo nos diga que si algún país quisieran conocer en la vida es el nuestro. Nos enorgullece, y claro, no perdemos oportunidad para hablarles a todos bien de nuestro país. Aquí, por ejemplo, les contamos nuestro recorrido de 6 meses viajando por nuestra hermosa Colombia.

12.   Viajar junto a la persona que amamos

Y además, sentir que nuestro amor crece cada día más. Porque sólo nos pasan cosas buenas, porque tenemos todo el tiempo del mundo para querernos y porque elegir ser libre junto al amor de tu vida es una experiencia magnífica. Renunciamos y viajamos, por ejemplo, es un engranaje de dos partes fundamentales que difícilmente podría funcionar tan bien la una sin la otra. Amamos viajar, y nos amamos viajando.