Sigmund Freud dijo alguna vez: “el que quiere un qué, tiene que aguantarse muchos cómo”. Y sí que lo hemos comprobado. Puede parecer la vida soñada, pero viajar también nos ha presentado muchas cosas difíciles o no tan agradables de sortear.
No todo en la vida de los viajeros ocurre en paisajes paradisíacos y fiestas como puede llegar a pensarse. Dentro de ese caleidoscopio de emociones y vivencias que significa el viaje, a veces hay unos tonos negros que tenemos que aguantar por las ganas de cumplir nuestro sueño.
Aquí les contamos algunas de las cosas que menos nos han gustado a la hora de viajar.
1. Que nos cobren de más por ser extranjeros
En algunos lugares no te dejan ni saludar y ya te quieren meter la mano al bolsillo, descaradamente, bajo la premisa de que si tuviste dinero para llegar hasta ese país también debes tenerlo para gastar a manos llenas. No sólo pasa por parte de los entes oficiales, como en Cuba y Costa Rica, donde los cobros por entrar a algún lugar pueden superar el 1000% de aumento para extranjeros, sino que muchos nativos quieren dárselas de muy vivos cobrando cifras salidas de la lógica simplemente porque te escuchan hablar con otro acento. Por eso, AQUÍ los contamos once cosas que puede hacer gratis en La Habana.
2. No tener donde lavar ropa todo el tiempo
Pueden avanzar los días y las semanas sin encontrar un lugar dónde lavar la ropa. A veces hay que improvisar en lugares incómodos como la ducha de un hostel, en un lavamanos o simplemente en un platón con agua y un poco de jabón. Y si lavar en esas condiciones es un problema, no se imaginan lo que puede ser el proceso de secado.
3. Cuando cruzar las fronteras se pone pesado
Parece que a algunos funcionarios de las fronteras los contrataran exclusivamente para hacerle la vida difícil a quienes van a entrar a su país. Papeleos y trámites excesivos, preguntas incómodas con respuestas obvias y falta de educación, son algunas de las situaciones que nos hemos encontrado a la hora de entrar a algunos países. Aquí les recordamos la fea experiencia que tuvimos entrando a Costa Rica.
En esta guía le mostramos qué documentos se necesitan para cruzar las fronteras de América en carro
4. Que nos pregunten por drogas por ser Colombianos
Ahhh, Colombia… Pablo Escobar. Allá es que hay que ir por un buen polvo. ¿Cómo están las vuelticas pues mijo? No más con eso por favor! ¿Qué tal que por cada pregunta que nos hacen sobre las drogas en Colombia asumiéramos que estamos hablando con un drogadicto? La herencia maldita que dejó el narcotráfico en Colombia parece que nos acompañara por todo el mundo. Ya estamos cansados. En su blog del diario El Tiempo, Andrés les cuenta: Narconovelas y otras cosas que los cubanos saben sobre Colombia.
5. Que el lugar que queremos conocer esté cerrado
Mala suerte. Reparaciones, mantenimiento, temporada baja, entre otras razones, hemos encontrado a la hora de visitar alguna atracción a la que llegamos y encontramos sus puertas cerradas. Reprogramar y tratar de volver otro día es la única solución.
6. No tener siempre un baño y una ducha
Esta es una de las más difíciles, sobre todo para Lina. Salir del mar y no tener donde sacarse la arena y la sal, tener que improvisar servicios sanitarios ‘donde se pueda’ y no poderse bañar cada mañana rigurosamente, son algunas de las situaciones más incómodas del viaje. Por fortuna son muy pocas las veces que podemos contar al respecto.
7. Cuando hace calor y tenemos que dormir en La Jebi
Es nuestra casita rodante, nuestro lugar en el mundo, en ella nos sentimos cómodos, pero… qué difícil es dormir en La Jebi cuando hace un calor infernal. Se calienta a tal punto que parece un horno y ni el ventilador que le instalamos en su interior ayuda a mejorar el clima.
8. A Lina no le gustan los viajes en lancha
Cada que se anuncia un viaje por medios acuáticos, a Lina parece descomponérsele el mundo. Le tiene miedo a las profundidades aunque sabe nadar muy bien. Cada viaje se convierte en un padecimiento, aunque los enfrenta con tal de vivir las experiencias que están esperándola. AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ les contamos los momentos más difíciles y mortificantes de los viajes acuáticos de Lina.
9. Los interrogatorios por ser vegetarianos
Sentarse a la mesa con personas nuevas significa todo un ritual de explicar el hecho de por qué no comemos carne. A veces simplemente no lo hacemos y respondemos “porque no nos gusta”, extendiendo la respuesta a “no me gusta, no me gusta, no me gusta” tras cada pregunta de ¿ni pollo? ¿ni salchichas? ¿ni atún? Parece difícil entender el significado de la palabra vegetariano. Lea: Cómo viajamos por el mundo siendo vegetariano y no morir de hambre en el intento.
10. Los que roncan en los hostels
Muchas veces tenemos que compartir dormitorios con otros viajeros en hostels donde nos invitan a quedar. Pero las noches suelen ser todo un calvario gracias a quienes tienen instalado un motor V8 en su sistema respiratorio. En muchas ocasiones ni los tapones industriales para oídos son suficientes y no queda otra que aguantárselos; claro está, mientras ellos duermen un plácido sueño.
Ver el abandono de muchas comunidades hacia los animales
No hay que ser un defensor a ultranza de la vida animal para sentir verdadera lástima e impotencia ante el maltrato y el abandono al que tienen sometidos a los animales en algunas comunidades. Perros y gatos enfermos y hambrientos a su suerte en cantidades alarmantes, sin que la población ni los organismos estatales hagan nada, se repiten una y otra vez en ciudades. Nicaragua y El Salvador ocupan el vergonzoso primer lugar en nuestra lista.
12. Extrañar tanto a nuestros seres queridos
Muchas cosas se extrañan cuando se pasan largas temporadas lejos de casa, pero ninguna como la familia. Ese es tal vez el precio más alto que debemos pagar por cumplir nuestro sueño viajero, pero aún no nos acostumbramos a la lejanía de nuestros seres queridos. Extrañamos también, muchísimo, a nuestros tres perros: Gandalf, Limber y Campana. Siempre fueron nuestros mejores amigos y aunque sabemos que siguen en casa y están bien, siempre quisiéramos pasar tiempo con ellos. Vea: Despedirse, lo más difícil de viajar.