Siete días fueron suficientes para enamorarnos profundamente de Caquetá: de su paleta interminable de verdes, de sus ríos cristalinos, de sus cañones, sus cascadas y la diversidad de su fauna. De sus mesas siempre tan llenas y de su comida tan deliciosa; de su gente tan amable y hospitalaria y, sobre todo, de este pueblo en el que renace la esperanza de vivir en paz.
Por eso, con esta guía queremos invitarte a que te dejes embrujar por la magia verde de este paraíso y te des la oportunidad de descubrir esos destinos emergentes que durante años estuvieron bajo la sombra de la violencia, pero que hoy surgen orgullosos para mostrarle al mundo la belleza de su gente y de sus territorios.
Como dato curioso, este viaje a Caquetá queda inscrito en nuestra historia como el primer viaje al que llevamos uno de nuestros seguidores de redes sociales. Se llama Johan, estudia Medicina Veterinaria en Tunja, y nos acompañó en los primeros tres días de este viaje con todo incluido: tiquetes aéreos, traslados, hospedaje, alimentación y actividades. Para que vean que sí vale la pena participar en estos concursos.
Antes de contarles qué ver y qué hacer en Caquetá, empecemos por responder la pregunta más frecuente que nos hicieron antes, durante y después de nuestro viaje:
¿ES SEGURO VIAJAR A CAQUETÁ?
Absolutamente seguro; durante nuestro viaje no nos sentimos ni una sola vez en riesgo ni supimos de ningún hecho que perturbara la tranquilidad de la región.
La pregunta salta sin hacerse esperar debido a que durante muchos años Caquetá fue uno de los epicentros de la violencia armada en Colombia gracias a su topografía montañosa, tapizada por una selva espesa que les servía de trinchera a guerrillas, fuerzas paramilitares y actores armados estatales. Sin embargo, este departamento ya ajusta varios años sin brotes de alteración del orden público qué lamentar y la comunidad se ha encargado de articular procesos para la recuperación de su tejido social.
Tanto así, que después del Proceso de paz han involucrado a los ex combatientes en proyectos productivos entre los cuales se incluyen la guianza turística por el territorio que antes patrullaban, la realización de deportes extremos y diversos emprendimientos de manufactura. Nos atrevemos a decirles que atestiguar esta transición es una de las mejores cosas qué ver y qué hacer en Caquetá; solo por presenciar esta experiencia de transformación social, vale la pena viajar hasta allá.
CÓMO LLEGAR A CAQUETÁ
Por haber estado tantos años lejos de las rutas turísticas tradicionales, es muy común que creamos que llegar a Caquetá es toda una odisea; pero la verdad es otra. Viajar a Caquetá es mucho más fácil de lo que parece.
Nosotros viajamos desde Bogotá con la aerolínea EasyFly.com.co, que tiene tres frecuencias de vuelos diarios desde la capital de Colombia hacia Florencia, la capital de Caquetá, y viceversa. Tardamos poco más de una hora de vuelo en un avión con capacidad para 48 pasajeros y un muy buen servicio abordo.
Hay otras aerolíneas como Satena que cuentan con vuelos desde otras ciudades principales de Colombia.
Por tierra el viaje tampoco es cosa del otro mundo. Desde Bogotá hay buses diarios que tardan poco más de 10 horas. Además, y como dato curioso, Florencia queda a tan sólo dos horas y media por carretera pavimentada del Municipio de San Agustín, en Huila y a tres horas desde Mocoa, capital del departamento del Putumayo.
💡 ¿Quieres conocer el complejo de Cascadas del Fin del Mundo en Putumayo? Entonces no te puedes perder esta Guía: Las cascadas del Fin del mundo y otras bellezas que ver en Putumayo
Así que puedes aprovechar tu viaje a Caquetá para darte una rodada más larga por otros lugares increíbles de la geografía Colombiana.
Qué ver y qué hacer en Caquetá: QUÉ LLEVAR A TU VIAJE
Al ser una zona selvática y de alta humedad, es imprescindible que lleves varios cambios de ropa y zapatos, pues vas a estar constantemente expuesto al agua y tus prendas van a tomar mucho tiempo en secarse.
No olvides repelente para insectos, bloqueador solar y un par de botas para caminar en montaña.
QUÉ VER Y QUÉ HACER EN CAQUETÁ
FLORENCIA
Caquetá se posiciona cada año más como un destino de naturaleza, avistamiento de aves, descanso y deportes extremos. Para realizar todas las actividades en este destino vas a tener que desplazarte por carretera entre los puntos de interés, pero seguramente tu destino de llegada será la capital del departamento: Florencia.
Florencia, como la mayoría del departamento del Caquetá, es una ciudad de clima impredecible: puede hacer un calor que te ahoga y de repente desatarse un aguacero de proporciones bíblicas.
Esta ciudad es conocida como ‘La puerta de la Amazonia en Colombia’, tiene un aproximado de 180.000 habitantes y su casco urbano no ofrece actividades para realizar más allá de un día de estadía.
Museo Caquetá
Este museo ubicado en la Casa de la Cultura de Florencia, hace una retrospectiva económica y cultural de la región. Entre las piezas que exhibe se encuentran herramientas de caza y pesca de los antiguos indígenas que habitaron el departamento, así como vestidos, adornos y aditamentos ceremoniales.
Además, el museo tiene abierta al público una colección de artefactos de guerra que fueron utilizados tanto por las guerrillas como por las Fuerzas Armadas Colombianas que dan cuenta de la barbarie que vivieron los caqueteños durante la aún reciente época de la guerra. Una exposición para hacerse una idea de lo que fue la crudeza del conflicto armado en esta parte de América Latina y de por qué es tan importante la defensa de cualquier proceso que lleve la paz a estas regiones.
El museo está abierto de lunes a sábado, de 8:00 a.m. a 12 m y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m.
Caminar por Florencia
Florencia tiene la particularidad de tener dos plazas principales: La plaza San Francisco, donde está ubicada la Catedral, y el Parque Santander, sitio central de reunión de los habitantes de la ciudad. Vale la pena tomarse unos minutos para caminar por estos dos parques que están separados por pocas cuadras de distancia, probar jugos o granizados de frutas amazónicas como el arazá, el copoazú o el maraco y subir al restaurante La Cascada, junto al Parque Santander, a comer delicias caqueteñas en porciones muy abundantes.
Dónde quedarse en Florencia
Ubicado en el Centro de la ciudad, cómodo, de fácil acceso y con restaurante.
Dirección: Calle 14 No 13 – 31. Barrio El Centro.
Contacto: (+57) 311 321 9707
QUÉ VER Y QUÉ HACER EN CAQUETÁ
PERDERSE EN EL CAÑÓN DEL NIÑO, RESERVA LAS DALIAS
Muchos caqueteños y otros tantos foráneos estuvieron de acuerdo con nosotros: les decíamos que el Cañón del Niño debería ser el ícono turístico de Caquetá, como es la Cascada del Fin del Mundo para Putumayo, el lago de Tota para Boyacá, el Desierto de la Tatacoa para Huila o Macchu Picchu para Perú.
Si algún visionario inventara un reinado de belleza natural, la corona para representar al departamento del Caquetá sería del Cañón del Niño; con altas probabilidades de coronarse soberana nacional. Aparte de ser dueño de una belleza infinita, este lugar es un sendero de misterios: es como si la naturaleza misma abriese sus venas y nos invitara a caminar por su interior para mostrarnos la magia de la que está hecha.
Esta maravilla natural de Colombia, imperdible a la hora de planear qué ver y qué hacer en Caquetá, hace parte de la Reserva natural y Ecoturística Las Dalias, ubicada en el municipio La Montañita, aproximadamente a 45 minutos de Florencia. Es el plan perfecto para los amantes del senderismo y para sentirse parte de la naturaleza. Pero si eres más bien vago como nosotros, y lo tuyo no son los grandes desafíos físicos, pues no te preocupes, porque vas a sentir que este camino de 3,5 km de longitud fue más un juego de niños y un aula de clases al aire libre.
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Nuestros guías a través de esta experiencia natural fueron Andrea Ovalle, gerente de la reserva Las Dalias, su novio Julián y sus dos perros Rufo y Toby. A lo largo de las 4 horas que duró el recorrido nos introdujeron al magnético mundo de la manigua, con sus historias de comandos armados marchando entre la selva, manadas de monos que conviven con los habitantes de las fincas, el inmenso daño ecológico que causa a la Selva Amazónica la ganadería extensiva, la ambición ciega del Estado y las grandes corporaciones por el petróleo, las luchas que dan todos los días por preservar los recursos y cómo el turismo está siendo el factor regenerador de este tejido social tan agujereado por las balas.
Nos cuentan que la implementación de los acuerdos de Paz en Colombia logró que cesara el traqueteo de los fusiles, el estallido de las bombas y se empezara a expandir el rumor de que Caquetá es un destino de aguas cristalinas, cascadas de todas las potencias y comida tan abundante como la bondad de su gente.
En el callejón del niño la magia de la naturaleza presenta una de esas funciones que lo dejan a uno con la boca abierta y aplaudiendo de pie: el petróleo emerge de la tierra y las piedras en su estado natural. Una brea negra y espesa se encuentra a lo largo del cañón, goteando por las paredes de piedra, descendiendo por las ramas de los árboles, emergiendo de la tierra y juntándose con el agua sin contaminarla.
¿Qué pasaría si aceptáramos el fracking? ¿Qué sería de todo nuestro patrimonio natural si permitimos que exploten sin discriminación cada gota de petróleo? Sencillamente todo esto dejaría de existir. Tal es la importancia de este bosque ubicado entre el Pie de Monte Llanero y la Amazonía, que recientemente se han descubierto en esta reserva especies de plantas que se creían extintas, como la Boyania Colombiana.
No siendo poco esta caminata a través de la frescura del cañón metiéndonos en los charcos cristalinos del río, el sendero de la Reserva las Dalias nos hizo desembocar en una caverna natural, que millones de años atrás fue parte del mundo submarino que inundaba esta parte del planeta, y hoy es lugar de anidamiento de las cotorras Catarnicas y un lugar perfecto para hacer espeleología y sentirse Indiana Jones sin ningún tipo de factor de inseguridad.
La reserva Las Dalias es propiedad de Alfonso Ovalle, padre de Andrea, la gerente, y es reconocido en la región como el pionero del turismo: el que le apostó todo a mostrar las bellezas de una tierra que solo salía en las noticias bañada de sangre y vestida de camuflado. Bien valdría la pena venir a Caquetá para entender la visión que este hombre tiene de la sociedad, de la guerra y la paz, del amor por la naturaleza y del conocimiento de los ríos, las nubes y las señales de la selva.
Con Alfonso y su familia- equipo fuimos a navegar en río San Pedro en una tarde soleada en la que vimos nutrias, garzas y bandadas de guacamayas llenas de colores volando sobre nuestras cabezas.
Bautizamos el callejón del beso
Dónde quedarse
Nosotros nos quedamos en el glamping que la Reserva Las Dalias tiene en medio del bosque. Es increíble pasar la noche escuchando los sonidos de la selva y sentir que somos parte de la naturaleza.
Por fortuna, las excursiones incluyen alimentación, así tienen la suerte de probar las delicias del Chef Julián.
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QUÉ VER Y QUÉ HACER EN CAQUETÁ
CANYONING EN RESERVA LA AVISPA La riqueza hídrica y la biodiversidad omnipresente en cada rincón de Caquetá han hecho que los amantes de los ríos, y en general de los deportes extremos, estén poniendo sus ojos en este manto selvático. Un fan de la adrenalina en Caquetá se va a sentir como Charlie en la fábrica de chocolates. Como parte de nuestro viaje para contarte qué ver y que hacer en Caquetá, llegamos a la Reserva La Avispa; una reserva natural de 286 hectáreas para internarse en el pulmón del mundo, sentir el palpitar de su alma, bañarse en pozos profundos azotados por cascadas furiosas e inyectarle al cuerpo una dosis de adrenalina. La Reserva la Avispa es un proyecto de conservación natural que le apuesta a la regeneración de los bosques como contrapeso a la plaga que se ha convertido la ganadería extensiva y la tala masiva para poner a pastar una vaca por cada hectárea de tierra. Los creadores de esta iniciativa de turismo responsable son una familia que sufrió el flagelo del secuestro, la extorsión y la violencia, pero que hoy le apuestan a darle un vuelco a la sociedad a través del turismo. Ya nos decían Daniela y Luis Miguel, nuestros guías en esta jornada de Canyoning: “entre más gente venga a vivir estas experiencias maravillosas, más nos vamos a dar cuenta de que debemos dejar atrás las diferencias y unirnos para conservar nuestros recursos y mover la economía”.
Canyoning es una disciplina que consiste en atravesar un cañón y realizar diferentes actividades en el recorrido: saltos, escalada, resbaladores naturales, rapel o torrentismo. Nuestra jornada incluía algunas de estas pruebas, una caminata que se siente dura en algunos tramos pero que no es cosa del otro mundo. El encuentro con la naturaleza es revitalizante, los ríos cristalinos, fríos y profundos son un masaje para el alma, aves y mariposas acompañaron el camino a cada paso y todo fue tranquilidad, hasta que llegó el momento de las cascadas. Aquí las reacciones del equipo Renunciamos y Viajamos toman caminos diferentes: Lina es un manojo de nervios, le duele el estómago y se le salen las lágrimas cada que se va a enfrentar a un reto con agua incluida. Yo voy por la ruta de la adrenalina: ansiedad y ganas de lanzarme desde la punta más alta. Subí con Daniela y Luis Miguel a la primera cascada: El Avispón. 45 metros de un torrente que golpeaba con fuerza las rocas me separaban del fondo, pero confiaba al 100% en mi equipo de aventureros. Los chicos de la reserva La Avispa son los únicos certificados en Caquetá para prestar el servicio de canyoning y torrentismo. No dejan ningún detalle al azar, cuidan muy bien de su gente y nos hacen sentir en confianza. ➡ Siga a la Reserva La Avispa en su cuenta de Instagram. Luego de entender el principio básico de este descenso, que es tirar el cuerpo hacia atrás y soltar la cuerda a necesidad, la cosa es bastante divertida. Sin embargo, Lina abajo no pensaba lo mismo.
Llegado el momento de bajar la segunda cascada, los nervios de Lina se robaron el protagonismo de la escena (te recomendamos que no te pierdas del video que hicimos en Caquetá). Pese a que también estaba muy nervioso, Johan, el ganador del concurso, bajó sin complicaciones. Luego Lina lo intentó, entró a la cascada, se cayó, se reincorporó, lo intentó de nuevo, el guía subió a contra corriente por ella, lo intentaron juntos y finalmente Lina prefirió bajar caminando. Abajo, ya apaciguados miedos y ánimos, decíamos que no es necesario bajar la cascada para disfrutar de la travesía, y que no hay forma posible de que el miedo arruine un día maravilloso como este. Simplemente hay formas diferentes de divertirse y el mérito está también en intentarlo. La jornada requirió esfuerzo físico y mental en alto grado. Un buen almuerzo caqueteño y a descansar en medio de la selva, porque las emociones en Caquetá no paran.
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QUÉ VER Y QUÉ HACER EN CAQUETÁ
INTERNARSE EN LA BELLEZA DE LOS PORTALES DE FRAGÜITA, SAN JOSÉ DEL FRAGUA
Nuevamente nos sentimos como dando pasos al interior de una postal. El río cristalino se deja ver con claridad nuestras botas a cada paso que damos y el cielo azul soleado activa la vida en medio de la selva. Atravesamos dos inmensas montañas conocidas como Los Portales de Fragüita con la excusa de llegar dos horas más tarde a la cascada Lágrima de Gigante.
Para llegar hasta aquí anduvimos cerca de una hora por carretera desde el Municipio de San José del Fragua, que a su vez se ubica a una hora de Florencia. Hoy nuestros guías son Alex y Adrián, de la agencia Tourventura. Alex es un asiduo practicante de deportes extremos que emprendió en el mundo del turismo para mostrarle al mundo las bellezas de la tierra que lo vio nacer. Adrián es un caso especial en esta época de transición a la paz: este joven de 15 años, estudiante de décimo grado del colegio, es parte del semillero de guías de Tourventura, programa a través del cual están capacitando e involucrando a jóvenes de la zona en el mundo del turismo, rompiendo el esquema de que la única opción que tenían estos muchachos era ingresar a la guerrilla para ganarse la vida en esta selva tan escasa de oportunidades.
El camino es fascinante, bañado por ríos cristalinos con charcos profundos para nadar. A nuestro paso aparecen parcelas de campesinos que están sustituyendo los cultivos de coca por alimentos de pan coger y que han tenido que soportar ser bañados por avionetas que los fumigan de glifosato y envenenan hasta la última de sus semillas. En Caquetá el eco de la guerra nos sigue susurrando motivos para creer en la paz.
Atravesamos caminos que antes eran corredor de tránsito de secuestrados y provisiones, pero que hoy son una alfombra verde para que los sentidos disfruten de esta mezcla de sensaciones naturales. Al final del camino, la cascada Lágrima de Gigante sirve como escenario de descanso, la reflexión y el goce de los sonidos de la selva.
Pero para despedirnos, vamos a surcar los rápidos del río Fragua en neumáticos.
QUÉ VER Y QUÉ HACER EN CAQUETÁ
EMOCIÓN EXTREMA: TUBING EN EL RÍO FRAGUA
Volvimos al río con Alex de Tourventura, pero ahora con otros tres de sus aprendices de semillero de guías, chicos que han pasado toda su vida nadando las corrientes de estos ríos y conocen el antojo del cauce como la palma de su mano. Atrás quedaron los charcos calmados de las aguas del río Fragüita y ahora estamos parados frente a los rápidos del Fragua. Los 4 guías están advertidos de que Lina es un caso de nervios supremos, les contamos esta historia cercana a la muerte haciendo rafting en Santander y quieren llenarla de confianza desde el minuto cero.
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Podríamos definir el tubing como un descenso río abajo montado en un neumático inflado. Nosotros lo hicimos entre seis, con los neumáticos amarrados entre sí, lo que nos hizo un equipo que seguía los comandos de nuestro guía líder Alex. Otro de los chicos iba aparte en su propio neumático, haciendo las veces de acompañante y, de paso, parando en sitios estratégicos para tomarnos fotos y videos pasando por los rápidos; un servicio de cinco estrellas.
Ya en el agua, nuestro mayor desafío era no dejar que el río nos expulsara del neumático. Al final, con nervios y todo, atravesamos sanos y salvos los casi 10 rápidos de diferentes niveles que nos encontramos en las 2 horas que estuvimos navegando por las aguas furiosas. Orgullo total por Lina que enfrentó su miedo, dejó fluir su adrenalina y hoy tiene una historia increíble que contar.
Dónde quedarse en San José del Fragua
Nosotros nos quedamos en la Finca Villa Paola y pasamos una noche maravillosa. Doña Nubia, la dueña de la finca, no solo te va a dar una atención digna de la realeza sino que te va a contar historias asombrosas de su experiencia de vida en este rincón del mundo.
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Mientras más nos movíamos por los recovecos verdes de Caquetá, más nos enterábamos de que esta visita iba a ser insuficiente para conocer todas las maravillas que el departamento tiene para ofrecer a sus visitantes. Así que este viaje fue sobre todo un delicioso abrebocas y una promesa de regresar para seguir ampliando esta lista de las cosas más increíbles qué ver y qué hacer en Caquetá.
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